17-18 de junio: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

Según Mateo 9, 36, “… al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas …” ¿Podemos imaginar su mirada “compasiva,” que le toca en lo más hondo de su corazón? De algún modo, hace suyo lo que le llega. Jesús no quiere imaginar ni deducir, ni tiene ideas previas. Él siempre escucha, se interesa, pregunta, y trata de comprender. No sabemos si aquella gente era buena, si su vida estaba moralmente en regla, si eran o no pecadores. Podemos suponer que habría de todo. Pero parece que tienen algo en común: es gente que sufre … esta es la primera percepción de Jesús. Y Él “se compadece” de ellos, es decir, participa de su sufrimiento y decide (como hizo Dios con Israel antes) hacer algo por ellos, en su favor.

Somos seguidores de Jesús y, por eso: ¿qué podemos decir de nuestra mirada? ¿Somos capaces de escuchar, compadecer, convocar, proclamar, sanar, limpiar, y curar de modo que seamos una Iglesia compasiva y misericordiosa, una Iglesia acogedora, y una Iglesia de personas felices, portadoras de misericordia y fidelidad?

Oremos. “Oh Jesús, nuestro Buen Pastor, por tus dones gratuitos has sido tan bueno con nosotros. Disponnos a ser igualmente bondadosos y buenos para con todos nuestros hermanos y hermanas. Guíanos, Señor, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.”

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