17-18 de febrero: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

¿Dónde está nuestra esperanza? La Cuaresma, la ceniza, la abstinencia, y el ayuno seguirán confirmando la opinión de los no creyentes: la fe cristiana es triste y amante del sufrimiento. Es también lo que piensan algunos creyentes “despistados” que todavía no se han enterado. Jesús camina hacia su Pascua, hacia el Reino del Padre que ha anunciado y que va a venir a través de su Pasión. Por su Cruz, camina hacia la vida y no hacia la muerte.

El Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos recuerda que “Jesús mismo fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. Dios no quiere súbditos, sino hijos e hijas.”

En Jesús, Dios sale a nuestra encuentro y realiza la alianza definitiva con nosotros. Después de la experiencia tremenda que supuso el diluvio, la familia humana necesitaba una garantía de que Dios no iba a destruir de nuevo la humanidad (Génesis 9, 8-15). Dios, con toda magnanimidad, y por propia iniciativa, sin exigir nada a cambio, se compromete a respetar su creación. Como signo que dé seguridad a nosotros, elegirá el arco iris. Noé, salvado de las aguas, va a ser imagen de la salvación que Dios promete a su pueblo. Pidamos en esta temporada santa empezar con fe y ánimos decididos esta Cuaresma en seguimiento de Cristo que camina hacia Jerusalén, hacia la vida y no hacia la muerte.

Oremos. “Dios de misericordia, tú nos otorgas los cuarenta días de Cuaresma para que lleguemos a ser conscientes del desierto de nuestro corazón. Gracias por permitirnos acercarnos a ti con una vida marcada por los sufrimientos y las cicatrices de nuestras derrotas y fracasos y las causadas por otros. Sánanos, Señor, y perdónanos. Haznos de nuevo íntegros y sanos. Danos la fuerza de Jesús, para que seamos fieles a ti y vivamos los unos para los otros. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.”

footer-logo
Translate »