16 de mayo: La Esencia de la Misión de la Iglesia

Como la Misa del domingo nos recordó, “Amar como Dios nos ama” es el mayor bien que se puede hacer en el mundo. Jesús pidió a sus discípulos amarse como Él los ha amado. La verdad es que el Antiguo Testamento ya pedía amar a los demás, pero la novedad de lo que dice Jesús está en la exhortación a amar como Él, es decir donando la propia vida por los otros, quienquiera que el otro sea.

Nuestro mundo nos dice “no,” pero es posible amar así, aunque no solo con las fuerzas humanas. Prueba de ello son los santos, no solo los famosos sino también los santos “de la puerta de al lado” como al Papa Francisco le gusta llamarlos. Debemos pedir su intercesión para imitar a su ejemplo.

Amar como Dios nos ama es la mayor realización a la que puede aspirar el ser humano y el mayor bien que se puede hacer en este mundo. Es la esencia de la misión de la Iglesia. Si alguno está falto de este amor, lo puede pedir al Señor, ya que Él mismo lo dijo: “pidan y se les dará.”

Es importante recordar que el amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos son fluctuantes. El amor verdadero es mucho más y abarca a la persona en su integridad. Lo dice muy bien el apóstol San Juan: “Dios es amor” y “en esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.” (1 Juan 4, 10). En estas palabras está, como condensado, todo el Evangelio.

Oremos. “Oh Dios, danos ojos de fe y amor para reconocer que tú vives y moras en nosotros con tu Hijo y con el Espíritu Santo sobre todo cuando cumplimos la Palabra del mismo Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos. Amén.”

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