15 de agosto: La Fiesta de la Asunción de María

¡Gloria y honor a nuestro Señor Resucitado cuya victoria sobre la muerte fue en primer lugar compartida por aquella que fue la más cercana a Él, su Madre, la Virgen María!

Hoy nos regocijamos porque uno de nosotros ha alcanzado su destino definitivo. Hoy es la gran fiesta de María, la fiesta de su Pascua, su Asunción. En la tierra siguió el camino de Jesús, vivió sin reservas las Bienaventuranzas, y ahora comparte la gloria de su Hijo. La Asunción es para nosotros un signo de esperanza. Nos recuerda que nosotros también estamos llamados para participar con ella de la victoria de Jesús, si es que estamos dispuestos a compartir con ella en la fe humilde y en el servicio a los demás.

Nosotros, como Iglesia, estamos llamados a ser lo que María fue e hizo en la tierra. Por ejemplo, estamos llamados a creer en los caminos y en la inspiración de Dios, aun sin saber lo que el futuro nos deparará. Por otro ejemplo, estamos llamados a abrirnos a las necesidades de los demás, sirviendo de corazón a todos. Que Dios todopoderoso nos dé a nosotros esta fuerza y nos bendiga abundantemente. ¡Amén!

Oremos. “Dios nuestro, tú elevaste a María al cielo con alma y cuerpo, para participar en el triunfo definitivo sobre la muerte de Jesús, tu Hijo amado, porque en la tierra sirvió humildemente a tus planes como la primera de los que creen. Danos su actitud de confiada apertura a tu voluntad, para que venzas en nosotros al mal y a la muerte, y nos lleves, sanos y salvos, sin contratiempos, con María, a tu alegría y felicidad eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”

 

footer-logo
Translate »