Después de la festividades Navideñas, hemos regresado al Tiempo Ordinario de la Iglesia. La Palabra de Dios “hecha carne” ha vendido, pero estamos descubriendo que hay tantas formas en las que Dios continúa hablándonos en la vida.
En un mundo con tantos anuncios, tantas ofertas, y a veces a tan bajo coste, corremos el riesgo de vivir de saldos, “de rebajas,” por debajo de nuestras posibilidades … y descentrados, perdidos en la selva de la vida. Jesús nos invita a apostar por metas altas. Hemos sido hechos para cosas grandes: vivir, crecer, amar, servir, y entregar. No nos conformemos con las migajas del banquete de la vida. Dios nos ha sentado a su mesa y Jesucristo cuenta con nosotros. Vivir por Él, con Él, y desde Él puede centrar la vida y las energías, para que no se pierdan desparramadas. Él siempre nos invita a estar disponibles para servir a Él y a su Pueblo.
Estemos atentos a su presencia. Aprendamos a verle, a oírle, y a ser cercanos e íntimos suyos.
