En el pórtico de la Semana Santa,
con el Domingo de Ramos, se entrecruzan dos sentimientos:
el gozo (al ver cómo Jesús es aclamado)
y la tristeza (puesto que pronto todo será llanto).
Y, por esa puerta, adentrándonos en Jerusalén
acompañamos a Jesús que nos invita a vivir, con Él,
auténticas horas de pasión, entrega, amor, donación, sacrificio, muerte …
y resurrección.
¿Somos conscientes de que, nuestro ser cristiano, arranca y nace de la Pascua del Señor?
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* Habrá oportunidad de venir al estacionamiento de la parroquia para tomar palmas bendecidas el Domingo de Ramos (después de mediodía)
ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS
A lomos de un asnillo, humildemente
y sin más pretensión que cumplir
la voluntad de Aquel que te sostiene.
Para celebrar tu pasión, muerte y resurrección
y, sufrir, llorar, y morir
para que no lo hagamos por siempre nosotros.
ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS
Rodeado de música y de salmos
con palmas en las manos, vítores y aclamaciones
Porque, tus horas tristes, aunque sean grandes
hoy son anunciadas y publicadas de esta manera:
Siervo, entre los siervos
Pobre, entre los más pobres
Obediente, hasta la muerte
Dócil, en el camino hacia el madero
Fuerte, ante la debilidad de los que te rodean.
ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS
Sales al escenario de la Jerusalén
La ciudad que hoy te aclama
y, la urbe, que mañana te dará la espalda.
La ciudad que hoy te bendice
y, el bullicio que mañana gritará: ¡crucifícale!
Avanzas por esa ciudad, Jerusalén,
que son las calles por las que nosotros caminamos:
encrucijadas de falsedades y de engaños,
de verdades a medias que son grandes mentiras,
de amistades y de traiciones,
de fidelidades y de deserciones,
de amigos que compran y se venden.
ERES TÚ, SEÑOR, QUE ENTRAS
Porque sabes que, para ganar,
hay que saber perder.
Porque con tu entrada triunfal en Jerusalén
nos invitas a dejarnos enterrar
para que en un amanecer despertemos a la eternidad.
Porque, al ascender por nuestras calles
nos muestras que, en la cruz que te espera,
se encuentra multitud de respuestas
ante tantos interrogantes del hombre.