We will shout it out for the Great Fifty Days: Happy Easter! He is Risen! We are called, because of our Easter joy, to announce that “Christ lives. And we live in Him.” It is just that simple, and just that miraculous.
This day and this holy season, we carry the Good News of Christ’s rising with us into the world, continuing what Mary of Magdala began all those centuries ago. We have to tell others. And today, Easter Sunday, the celebration of Christ’s Resurrection, is the greatest reason of all to keep the momentum going. Alleluia!
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¡Ha resucitado el Señor! Es para lo que nos hemos estado preparando durante toda la Cuaresma. Para esto hemos acompañado a Jesús en la Última Cena, en la Cruz, y en el sepulcro. Es el final de un camino, y el comienzo de otro, nuevo, lleno de esperanza.
La celebración de hoy nos recuerda que no tenemos nada que hacer en el sepulcro, que no hay que llorar más, porque todo es nuevo. Los hechos que recuerda San Pedro no fueron meras imaginaciones. Ocurrieron de verdad. Y la Resurrección confirmó esas palabras y esos hechos de Jesús. Ya no queda espacio para la pena, porque Dios nos sonríe, por medio de Cristo, el Resucitado. Al final, todo se coloca en su lugar. La tristeza del Viernes Santo se torna en alegría. Lo que parecía imposible, lo que se vivía como un fracaso, se convierte en una victoria impensable para el hombre, pero posible para Dios. ¡Aleluya!
Oremos. “Señor Dios nuestro, tú has iluminado nuestro mundo con la luz gloriosa de Cristo. Haz que nazcamos con Él a una nueva vida, una vida de amor fiel en la nueva Alianza. Y renuévanos en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu para que seamos tus hijos e hijas fieles y te rindamos incondicional servicio, junto con tu Hijo Resucitado, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.”
