“Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban al Espíritu Santo.” Hoy llega a plenitud la Pascua. Jesús cumple su palabra: “Yo le rogaré al Padre y Él les enviará otro Consolador que este siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad, el defensor, el Espíritu Santo,” y aquellos hombres y mujeres quedarán renovados desde dentro, transformados, con un nuevo estilo, profundamente arriesgados.
Esto es Pentecostés, ésta es la fiesta del Espíritu: todos quedamos un tanto “locos,” “tocados” por su fuerza y entonces… entonces todo es posible: desaparecen los miedos, se esfuman las cobardías, el corazón funciona a pleno rendimiento, convirtiendo en Apóstoles y testigos. Éste es el Espíritu de Jesús. Abrirse al Espíritu es absolutamente necesario para ser testigo y seguidor de Jesús; sólo desde Él es posible “dar la cara” y cambiar, para poder ser hombres y mujeres nuevos.
Que el Espíritu de Jesús que hemos recibido, y que no es para encerrarlo en nuestros corazones, sino para proclamarlo y hacerlo presente en la construcción de la comunidad, nos anime y empuje en la creación de un mundo mejor. Y que el Espíritu de Jesús nos ayude y nos inunde de alegría y paz, y nos fortalezca con su presencia vivificadora y su Amor. Es Pentecostés. Si quieres… ¡TODO ES POSIBLE!
