Saint Anthony (b. 251- d. 356) was an Egyptian man who became a monk by choice and, all these centuries later, is revered as “the father of all monastics.” To be clear, the “choice” in question was to follow God’s calling out into the Egyptian desert. St. Benedict and all other founders of monastic Orders have drawn their inspiration from St. Anthony’s courage to seek obedience to God in what was, at the time, a quite bold and new adventure. His influence has been felt far and wide through his words in collections of the sayings of the Desert Fathers, and through his biography which was written by St. Athanasius.
At 20 years of age, St. Anthony was so moved by the Gospel message, “Go, sell what you have, and give to the poor” (Mark 10, 21), that he actually did just that with his large inheritance. Most of his life was spent in solitude, but because no Saint is antisocial, St. Anthony drew many people to himself for spiritual healing and guidance. By his prayers and example, may we learn to deny ourselves and to love God above all things.
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La Iglesia celebra hoy el día festivo de San Antonio Del Desierto. El deseo de encontrar a Dios en una soledad profunda llenó su corazón. Se fue al desierto para hacerlo (encontrar a Dios) y en poco tiempo muchos hombres acudieron en masa al desierto y le pidieron a San Antonio que les enseñara cómo ser santos. Construyeron monasterios alrededor de su celda, y Antonio los guió como un padre (abad).
Al corazón de su estilo de vida y sus enseñanzas es la verdad que nuestro Dios es un Dios Padre que ama y perdona y reconcilia, que siempre nos ofrece nuevos caminos y nuevas esperanzas. Por ejemplo, lo que hacemos en el Sacramento de la Reconciliación no es tanto obtener el perdón de unos pecados concretos, sino celebrar el perdón de Dios que está siempre con nosotros. Siempre. Siempre.
La enseñanza de la Iglesia es que Jesús puede perdonar los pecados y nosotros, sus discípulos, también podemos y debemos hacerlo. Precisamente ese es el ministerio que se nos ha encargado: liberar, perdonar, sanar, reconciliar, y abrir caminos a la esperanza. Nunca condenar ni excluir ni rechazar, sino acoger y salvar.
