Emaús

“Cuando estaban a la mesa, tomó pan, pronunció la bendicion, lo partió, y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron.” Lucas 24,13-35

Muchas veces nosotros hemos tenido la misma tentación de los discípulos de Emaús: huir, dejarlo todo, nos vence el cansancio, la desilusión, la desesperanza, el sentido de fracaso…. Por ejemplo, ahora en nuestro tiempo de prueba y dificultad con la pandemia.

Pero, también en muchas ocasiones hemos experimentado cómo Jesús no nos abandona, se acerca a nosotros como se acercó a los discípulos de Emaús: “Jesús en persona se puso a caminar con ellos.” Él quiere compartir nuestros problemas, quiere sacarnos de las tinieblas, quiere darnos una palabra de ánimo que aclare nuestras dudas: “Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a Él en toda la Escritura.”

Comprobamos entonces, como lo hicieron los de Emaús, que Él es nuestra única esperanza. Jesucristo, el Señor Resucitado, es el único que da sentido al misterio de la vida. Lo que entrega Jesús a los dos caminantes es algo más que un discurso, son sus gestos, su estilo, y su talante lo que hace despertar a los discípulos … y lo que hace despertar a nosotros.

QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO

Que, si ahora todo es luz,

sin ti y cuando te vayas, volverá a ser oscuridad.

Que, si ahora veo tu grandeza,

sin Ti y cuando te vayas, sólo tocaré mi pobreza.

QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO

Porque, mis dudas con tu Palabra,

se convierten en seguras respuestas.

Porque, mi camino huidizo y pesaroso

se transforma en un sendero de esperanza,

en un grito a tu presencia real y resucitada.

QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO

Que, contigo y por Ti,

merece la pena aguardar y esperar.

Que, contigo y por Ti,

no hay gran cruz sino fuerza para hacerle frente.

Que, contigo y por Ti,

la sonrisa vuelve a mi rostro

y el corazón recuperar su vivo palpitar.

QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO

Porque, contigo, mi camino es esperanza.

Porque, contigo, amanece la ilusión.

Porque, contigo, siento al cielo más cerca.

Porque, contigo, veo a más hermanos

y siento que tengo menos enemigos.

Porque, contigo, desaparece el desencanto

y brota la firme fe de quien sabe que Tú, Señor,

eres principio y final de todo. Amén.

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