At Pope Francis’ public audience on Sunday, he said that complaining and blaming others is a waste of time. He added that the way to defeat evil is to conquer it first within our own hearts. According to the Holy Father, “If we look inside, we will find almost all that we despise outside. And if we sincerely ask God to purify our hearts, that is when we will start making the world cleaner. There is an infallible way to defeat evil: by starting to conquer it within ourselves. We often think that evil comes mainly from the outside: from other people’s conduct, from those who think badly of us, or from society. How often do we blame others, society, or the world, for everything that happens to us? It is always the fault of ‘others,’ we say, it is the fault of people, of those who govern, or of misfortune, and so on. But spending time blaming others is wasting time.”
Let us pray. “Lord our God, grant us the grace to respond to whatever happens in life with hope, gratitude, and a spirit of solidarity. Help us to trust that we are in this together and that you are our all loving and ever merciful God. You are the source of all our hope and so we put this day and this time in your compassionate hands. Thy will be done. Through Christ our Lord. Amen.”
Bonus: “Hell begins with a grumbling spirit, always complaining, always blaming others.” C.S. Lewis
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Según el Papa Francisco: “Con frecuencia pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de nosotros, de la sociedad.¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa! Siempre es culpa de los ‘otros’ – de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es una pérdida de tiempo. Pidamos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo de lamentos, porque eso no es cristiano. Jesús nos invita con frecuencia a mirar la vida y el mundo a partir de nuestro corazón.”
Reflexión: El apóstol San Pablo, que en la época apostólica fue el máximo exponente de la fuerza innovadora de la fe cristiana, ha acuñado muchas expresiones inéditas que reflejan magníficamente la nueva conciencia que latía en el corazón de quienes experimentaban la valentía que les había otorgado el don del Espíritu Santo. Una de esas expresiones es la que aplica al estado de libertad interior del que disfrutan los cristianos adecuadamente formados: habla de la “gloriosa libertad de los hijos de Dios.” (Romanos 8,21) ¿En qué pensaba San Pablo cuando se refería a la gloriosa liberta de los hijos de Dios? Ciertamente pensaba en la osadía que había caracterizado el comportamiento de Jesucristo quien, por poseer la verdad, actuó siempre como el libertador por excelencia, sin dejarse jamás amedrentar por nadie.
Oremos. “Señor, abre nuestros corazones a tus palabras y tu gracia para que nos toquen en lo más profundo de nosotros mismos. Que nos muevan a servirte como hijos e hijas que te quieren y a quienes has liberado de toda esclavitud, por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.”
