8 de enero: El Día del Señor (Epifanía)

Este día es de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y lo reconocemos como el Salvador de toda la humanidad y le rendimos nuestra adoración como los Magos de Oriente.

La Epifanía es la primera vez que Jesús se da a conocer. Luego de esta, se dio a conocer en diferentes momentos y a diferentes personas en dos ocasiones más, las cuales son: Epifanía ante los Reyes Magos, Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán, y Epifanía a sus discípulos con el milagro en Caná.

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Oremos. “Acepta, Padre santo, las súplicas que te presentamos hoy y concédenos caminar siempre como hijos e hijas de la luz, recorriendo con fe, esperanza y caridad el camino de la verdad y de la vida, manifestada por tu Hijo Jesucristo, Salvador del mundo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

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Para reflejar: Hoy es el día en que conmemoramos, revivimos, el momento en el que Dios se manifiesta a los gentiles, es decir, cuando el Señor abre las puertas de su Reino a todos los hombres y mujeres, sean o no hebreos, pertenezcan o no al pueblo judío.

Hoy el Señor destruye todas las fronteras: con el nacimiento de Cristo una nueva estrella se enciende en lo alto de los cielos, su luz brilla con claridad y fuerza, es un signo visible del amor de Dios, de su llamada insistente y persuasiva para que cada uno siga el camino marcado por la luz de la fe en Cristo, un camino distinto para cada uno, pero igual para todos – ya que a todos, sin distinciones, nos llama Dios a ser santos.

[Nota pastoral: Aquí en los Estados Unidos, la Epifanía del Señor se celebra el domingo entre el 2 y el 8 de enero.]

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