Las Escrituras nos lo dicen claramente: por nosotros mismos no podríamos encontrar el camino hacia Dios. Pero Dios Padre nos ha enviado a Jesús, su Hijo, como nuestro Camino y como nuestro guía en el camino.
Pero, al otro lado, a causa de la cultura popular hoy y las prioridades seculares en el mundo, hay todavía muchos obstáculos para la venida eficaz de nuestro Salvador a nuestra comunidad, a nuestros corazones, y a nuestro mundo. Cosas así ponen barricadas y controles, y nosotros tenemos que eliminarlos, para que la misericordia y libertad, la justicia y el amor de Cristo alcancen a todos.
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El Papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia a caminar juntos, diciendo que “Todos estamos en el mismo barco y hacemos el mismo camino. O nos salvamos todos juntos o estaremos siempre amenazados.” El tiempo santo de Adviento lo confirma, recordándonos que nuestro amor mutuo, de los unos a los otros, nos prepara para el Día del Señor, cuando Jesucristo vuelva.
Recordemos hoy que la Palabra de Dios es buena noticia para todos. El Señor viene a rescatar y a salvar, no a unos pocos, sino a todos. Esta es la buena noticia que nosotros tenemos que anunciar a los demás con nuestras palabras y con el buen ejemplo de nuestras vidas.