8 de agosto: Santo Domingo

Un canónigo español, Santo Domingo de Guzmán descubrió su vocación de misionero para la gente corriente y humilde. El Papa Inocencio III le envió a contrarrestar la herejía de los Albigenses en el Sur de Francia, causada por la ignorancia de la gente, por la complicidad del clero en política y por el dinero, y la inquisición. Fundó una orden de frailes no transigentes, como lo era el clero secular con los poderes de su tiempo, para compartir la vida pobre de las masas y para ganarlos de nuevo para Cristo con oración y catequesis.

La espiritualidad de Santo Domingo es una espiritualidad de “Encarnación” – desde los hombres y para los hombres. Sus primeros biógrafos insisten en cómo continuamente hablaba de Dios. Pero también de cómo hablaba largamente con Dios sobre los asuntos de su pueblo. Su contemplación se centró en descubrir a Dios, su proyecto de amor a los hombres en esos hombres y mujeres con los que se encontró.

Oremos. “Oh Dios, te damos gracias hoy por el ejemplo de Santo Domingo de Guzmán, que estudió y oró para leer los signos de los tiempos y entender tus planes en orden a servir mejor a los pobres y marginados. Ayúdanos a comprender tu plan de salvación y conseguir la fuerza para desarrollarlo, como el mismo Santo Domingo, encontrándote a ti profunda y frecuentemente en oración. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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