Cristo vino como Luz, para el mundo entero. Viniendo a nosotros, Cristo aceptó a los todos en el mundo tal como son, en sus propios términos, para salvarles en su propia situación, mentalidad y cultura. Así era también la Iglesia de los Apóstoles, dispuesta a acoger no solamente a los judíos, sino también a los paganos. Así también hoy la Iglesia debe ser misionera, acogiendo y sirviendo a todos. De este modo la Iglesia hará como hizo Cristo: ser el signo de salvación y esperanza para el mundo.
¿Cuál es nuestra tarea y la misión de todos los creyentes en el mundo hoy? Primero, proclamar la Buena Nueva de que Cristo vino, que ha Resucitado, y que vive entre nosotros. También, hacer lo que Cristo hizo, es decir “ser Cristos” los unos para con los otros y para el mundo, porque somos pueblo de Dios, pueblo sacerdotal y misionero. No estamos solos en esta misión, ya que el mismo “Cristo vivo” está con nosotros hoy – como nuestro camino, nuestra verdad, y nuestra vida.
Oremos. “Padre, ayúdanos a descubrir el camino hacia tu Hijo Jesús y a seguir su mismo camino hacia los otros. Ayúdanos a proclamar siempre la verdad alentadora y creíble. Y ayúdanos a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los demás, por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.”
