31 de mayo: La Visitación de la Virgen María

La Iglesia celebra hoy la Fiesta de la Visitación de la Virgen María. San Lucas (1, 39-56) presenta a ella como el Arca de la Alianza que va a Jerusalén para mostrar que Dios está presente en medio de su pueblo para llevarles alegría. Por eso el niño dio un salto (danza de alegría) en el seno de Santa Isabel.

Celebramos hoy que, con Cristo, Dios viene a vivir no en un templo de piedra, sino en el corazón de los hombres. Por medio de Cristo, que vive en María, la victoria de Dios sobre el mal ha comenzado ya. Una persona en la que Cristo viva  — una portadora de Cristo, un “Cristóbal” – lleva a Cristo a los otros, y con Él, alegría y amor.

Para reflejar: La oración de la Virgen (su Magníficat, su canto) es ante todo un estallido de alegría. Y ¿de dónde nace su alegría? De la experiencia de haberse sentido mirada por Dios. Para nuestra mentalidad occidental no es fácil entender lo que para un oriental significa “ser mirado por Dios.” Para éste la santidad la transmiten los santos a través de su mirada. La mirada de un hombre de Dios es una bendición. ¡Cuánto más si el que mira es Dios! María da una importancia enorme a este acontecimiento por eso dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada … porque no hay nada más grande que pueda acontecer en la vida de una persona que ¡ser mirada por Dios!

Oremos. “Padre amoroso, arranca de nuestros corazones toda soberbia para que así, con nuestra sencillez, puedas hacer grandes cosas en nosotros y por nosotros. Haznos disponibles y abiertos a ti y a nuestro prójimo. Gracias por elegirnos como discípulos de tu Hijo Jesucristo quien vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.”

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