3 de agosto: La Música Bella

“Orar es hablar y escuchar.” Es conversar con Dios, con Jesús, con el Espíritu Santo, con la Virgen, y con los demás santos. Por lo tanto, pensemos ante todo quiénes son ellos y quiénes somos nosotros. Enseguida vemos que la oración debe ser humilde y atenta, llena de confianza, y perseverante – una y otra y otra vez, sin cansarnos, porque todos ellos nos aman y lo pueden todo, y nosotros lo necesitamos mucho.

Jesús nos dice: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá; pues todo el pide; recibe; el que busca encuentra; y al que llame se le abrirá.” (Mateo 7, 7-9). Esto quiere decir que el fruto de la oración es seguro, porque tiene la promesa del Señor y nunca es inútil, si pedimos como debemos pedir.

Por eso, ¿cómo debemos orar? Debemos orar con humildad, atención, confianza, y perseverancia. ¿Cómo enseñó Jesús a sus primeros discípulos a orar? Jesús enseñó a sus primeros discípulos a orar con fe viva y corazón puro, con humildad y constancia, y pidiendo en su nombre. ¿Qué debemos pedir en la oración? Debemos pedir principalmente la gloria de Dios y su Reinado, el perdón de nuestros pecados, la salvación eterna, y por cualquier otra necesidad.

***

Para reflejar: La música tocada por un solo instrumento puede ser bella, pero la forma más bella la encontramos en la armonía de muchos y diferentes instrumentos tocando juntos en una sinfónica – o muchas voces humanas (instrumentos únicos) armonizadas en un coro. Que el Señor nos dé participar y gozar de la sinfónica y el coro de muchas culturas y de muchos pueblos juntos – en oración.

Oremos. “Padre nuestro ….”

footer-logo
Translate »