3-4 de diciembre: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

El Adviento nos invita a recordar que lo que celebramos en la Navidad no es, simplemente, que hace dos mil y pico años, nació el Señor en Belén de Judá. No se trata de un simple recuerdo. Es una afirmación de fe: desde aquella noche en la cueva, en el pesebre, hay un “Dios-con-nosotros,” hay un Dios que forma parte de nuestra historia, de nuestros caminos, hay un Dios que vive nuestra vida con nosotros, con el que nos podemos encontrar íntimamente, al que sentimos, con el que dialogamos, y que tiene como misión ayudarnos a vivir una vida con sentido que merezca la pena.

Y cuando la Iglesia nos invita a celebrar este tiempo, nos está queriendo animar a que nos abramos, actúenos (conversión) para renovar aquella venida y nuestra acogida personal al Señor. No necesariamente “vendrá el Señor” precisamente el día 25 de diciembre. El Señor está continuamente viniendo, saliendo a nuestro encuentro, en las mil situaciones de nuestra vida … y hay que saber reconocerlo y acogerlo.

Oremos. “Padre, tu Espíritu de sabiduría y poder estaba vivo y operante en Jesús, tu Hijo. Derrama sobre nosotros, en este tiempo de Adviento, ese mismo Espíritu, para que demos hoy y siempre testimonio de tu fidelidad y tu amor. Por Cristo, nuestro Señor. Amen.”

footer-logo
Translate »