29 de marzo: La Verdad que Libera

Hace cinco semanas, el Miércoles de Ceniza, la Iglesia nos recordó: “Conviértete y cree en el Evangelio.” Cuando Jesús llama al discipulado (conversión y creencia) suele pedir renuncias muy fuertes en relación con la afectividad, el dinero, y el poder. Quien se siente llamado por Él entra en la encrucijada de elegir asumir los valores del Reino de Dios basados en la verdad, la justicia, y el amor fraterno. La propuesta de Jesús no es una negación de las libertades humanas, sino un llamado a retornar al amor que vino primeramente del Padre. Ese amor es la verdad que libera.

Qué bueno es que busquemos como Jesús el cumplir con todo lo que es justo, es decir, cumplir siempre con la voluntad amorosa del Padre. Que no nos dejemos llevar únicamente por nuestros impulsos y tendencias egoístas. Que pensemos en los sufrimientos y en las necesidades de nuestro prójimo. Que abramos caminos nuevos para la libertad y la salvación a tantas personas que no hallan respuestas.

Seguir al Señor (convertirnos y creer) es asunto de “radicales,” ya que su mensaje sigue siendo “contracultural” en cada época. Hoy más que nunca comprobamos como el ser familias católicas en la maraña social se convierte en una auténtica Cruz, pues se nos tacha de locos cuando defendemos la vida y luchamos contra el sistema que propone “soluciones fáciles” a todo que se opone al Reinado del Padre. Cambiemos nuestro corazón y unámonos a Jesús en su marcha por la vida.

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