29-30 de octubre: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

El tema central de las lecturas de la Misa del domingo es que Dios quiere salvar a todos, también a los “perdidos,” o sea, nosotros.

Lucas 19, 1-10 es uno de los últimos pasajes en el camino de Jesucristo hacia Jerusalén. En concreto, el encuentro con Zaqueo tiene lugar en la ciudad de Jericó, ya muy cerca de su destino y la siguiente parábola, de los talentos, cuando ya estaba casi entrando en Jerusalén y se acercaba a la hora definitiva. Aquí en el capítulo 19, nos encontramos a un Jesucristo que vuelve a mostrarse como amigo y redentor de los pecadores, necesitados, y marginados.

Jesús está reafirmando el carácter de su misión: ha venido a buscar expresamente lo perdido y devolverlo al camino de la salvación. Es una frase y una idea que repite el Evangelio en más pasajes, era una idea que expresó Jesucristo y que ejemplificó en casos como los de Zaqueo.

También Jesucristo está pidiendo hospedarse en nuestra casa. Nos mira a los ojos, nos llama por nuestro nombre, y nos dice que quiere venir a habitar en nosotros. Si nos bajamos del árbol de nuestra soberbia y auto-justificación y si le acogemos con humilde alegría en nuestra vida, se producirá nuestra conversión y daremos frutos concretos como la limosna de Zaqueo.

Oremos. “Padre amoroso, te bendecimos porque viste con agrado que Jesús nos trajera su alegría y su perdón. Que Él se haga muy cercano a nosotros, igual que a Zaqueo, de forma que transforme nuestras actitudes y nuestras vidas. Que nos disponga a compartir con los demás tu misericordia, tu perdón y tu amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor. Amén.”

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