El miércoles que viene, vamos a comenzar nuestros Cuarenta Días de Cuaresma, nuestro periodo santo de preparación para la Pascua. ¿Para qué estos Cuarenta Días de penitencia y conversión? Para volver a nuestras raíces – a Dios, a lo mejor de nosotros mismos – y, en consecuencia, también a nuestro prójimo. También, para reafirmar nuestra confianza en Dios y su amor.
De muchas maneras hemos intentado ser nuestros propios dioses, decidir por nosotros mismos lo bueno y lo malo, pero hemos acabado haciendo de nosotros mismos el centro del mundo, a expensas de nosotros mismos, de Dios, y de nuestro prójimo. La Cuaresma es el tiempo propicio para volver a Dios y volvernos hacia los hermanos y hermanas que nos rodean. Expresaremos nuestro destrozo interior y nuestro deseo sincero de cambiar.
“Oremos por la Iglesia y por toda nuestra comunidad: para que este sea un tiempo propicio para sentirnos “pueblo peregrino” que camina hacia esa Pascua en la que Dios nos mostrará su poder y su gloria, su amor y su vida, y su triunfo y el futuro que nos espera, por Cristo nuestro Señor. Amén.”
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“Dios está con quien hace la paz,” dice el Papa Francisco sobre conflicto en Ucrania: https://www.aciprensa.com/noticias/dios-esta-con-quien-hace-la-paz-dice-el-papa-francisco-sobre-conflicto-en-ucrania-28204
