27 de mayo: Un Nuevo Descubrimiento

Como sabemos de experiencia personal, la crisis y el dolor pueden dar paso a un nuevo descubrimiento: a una fe renovada y una nueva presencia del Señor. De esa misma manera, la Iglesia debe pasar constantemente por el parto doloroso de la renovación, por el repetido retorno a Cristo, y al centro de su evangelio, para así representar más auténticamente a Cristo ante el mundo de hoy. El dolor es un parto, un alumbramiento, que puede abrir el camino a una nueva vida y alegría.

Oremos. “Padre misericordioso, es difícil para nosotros aceptar el dolor, porque sabemos que, por el contrario, nos has hecho para la felicidad y la alegría. Cuando el sufrimiento o la dificultad nos desafían con un provocativo “¿por qué yo; por qué a mí?” ayúdanos a descubrir la profundidad de nuestra libertad interior y nuestro amor, y toda la fe y lealtad de que somos capaces, que no hay ninguna cosa que no podemos hacer con el poder de Jesús y juntamente con Él, quien vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”

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