27 de enero: La Fe (el Don Recibido de Dios)

El virus nos está presentando dificultades nuevas y algunas pruebas que nunca hemos tenido que enfrentar. Pero también nos ha recordado algo importante de la Fe: la recibimos de otros que nos la transmiten, nuestros padres, madres, o abuelos en la fe y en la vocación. La vivencia de la Fe, al igual que las llamadas de Dios, nos llegan mediadas por otros que, en momentos o etapas concretas de nuestra historia personal, nos ayudaron a vivirlas compartiendo con nosotros sus propias vivencias de Fe. Todos podemos recordar a esas personas. Es un buen momento para dar gracias a Dios y pedirle por ellos y ellas. Y si podemos, también, para darles las gracias directamente.

También es un buen momento para recordar a otros a los que nosotros hemos transmitido nuestra Fe o la inquietud de una posible llamada de Dios. Oremos por ellos, alegrémonos con ellos, y demos gracias a Dios por ellos. Y continuemos transmitiendo el Espíritu con nuestra vida, nuestras manos, y nuestra palabra a todos los que podamos, “reavivando” así “el don recibido de Dios.” Y a seguir tomando parte “en los duros trabajos del Evangelio.” Que el Señor nos ayude a hacerlo.

Oremos. “Oh Dios, tú nos has dado una tierra y un mundo que tenemos que desarrollar conforme a tus sabios planes. Y tú quieres que unamos fuerzas para la construcción del Cuerpo de Cristo. Que ojalá sepamos hacerlo así con la fuerza de Jesús mismo y haz de la Iglesia y del mundo una comunión de Fe y Esperanza, de amor y paz, como un signo claro y un camino seguro hacia tu alegría y felicidad que durarán por los siglos de los siglos. Amén.”

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