27 de enero: El Poder de Dios

La paciencia y un sentido de humilde modestia son necesarios en el trabajo de Dios. Él siembra, Él planta, y Él da crecimiento. Él también cosechará. Pero Él espera, de todos modos, que nosotros colaboremos con Él, bajo su amparo y bendición.

La Palabra de Dios es siempre un mensaje de ánimo y de esperanza, no sólo para los primeros discípulos, sino también para nosotros, los discípulos de ahora. Es una invitación a trabajar en los asuntos del Reino, confiando no en nuestras fuerzas, sino en el poder de Dios.

Oremos. “Padre bondadoso, con tu mano generosa has sembrado, entre nosotros, la semilla original de todo lo bueno y verdadero, tu Hijo Jesucristo. Aunque ahora nuestra fe y nuestro amor parezcan insignificantes, danos la esperanza y el valor  para que el mismo Jesús pueda unirnos en una comunidad donde prevalezcan siempre la verdad, la justicia, y la libertad, hasta que la cosecha esté ya lista para la recolección, a su debido tiempo, cuando tú dispongas. Concédenoslo por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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