25-26 de septiembre: Preparándonos para Celebrar la Misa Dominical

En el pasaje Evangélico que vamos a compartir el domingo que viene (Marcos 9, 38-43. 47-48), vemos cómo Jesús sigue adoctrinando a sus discípulos sobre la misión, pero el Espíritu se da a todos y no solamente a unos grupos. De ahí que Jesús pone en guardia a los suyos contra la tentación de la falsa seguridad en sí mismos, que lleva a las exclusiones de los que no piensan como nosotros, o no son “de los nuestros.” Una reflexión a tener muy en cuenta en nuestro caminar creyente.

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En la Biblia el “escándalo” no indica un mal ejemplo o un hecho indignante, sino una “trampa,” algo que hace tropezar. A Jesús lo tacharon de escándalo sus adversarios, porque sus enseñanzas les descolocaban, les hacían dudar, y les perturbaban. Aquí Jesús piensa en los que obstaculizan la fidelidad a Él y a su palabra, hacen caer en el pecado, apartan a alguien de la fe, no le dejan “entrar en la vida.”  Los “pequeños” que creen en Jesús, son los miembros más débiles de la comunidad. Y también lo que a uno mismo le hace tropezar, caer, y perderse.

Con frases muy duras, propias de la cultura judía, Jesús menciona la mano, el pie, el ojo.

  • La mano: simboliza la actividad, lo que hacemos. Si nuestras obras nos hacen tropezar, es conveniente cortar con ellas por lo sano, para no acabar en el basurero. El mal obrar, el actuar con intenciones perversas o equivocadas, nos lleva al tropiezo, nos separa del Reino.
  • El pie hace relación al camino, pues los senderos (metas) determinan a dónde vamos, como también a quién seguimos (modelos). El “camino” es, en la cultura semita y en muchas otras, simboliza el modo de vivir. Si nuestro estilo de vida nos hace tropezar, nos aparta de los caminos de Dios… es conveniente una buena poda.
  • El ojo: Varias citas del Antiguo Testamento relacionan el ojo con un estilo de vida altanero, egoísta, y aferrado a las riquezas. El ojo es símbolo de la relación con los bienes materiales; un ojo bueno/sano no es avaro ni envidioso; un ojo malo/enfermo es el que codicia y retiene para sí, desea desordenadamente. Si nuestra relación con las riquezas o bienes nos hace tropezar, si existimos para acumular y no compartir, si nuestras ambiciones y deseos no son adecuados… acabaremos en el “basurero,” y perderemos el Reino, que es plenitud de la vida compartida.

Es decir: “Si tu manera de actuar (mano) te pone en peligro – te hace vivir desde y para la ambición – cámbiala. Si vas por un camino equivocado (pie), que no lleva a la entrega y al servicio, modifica el rumbo. Si tus deseos (ojo) no van en esa misma línea de amor servicial a todos, transfórmalos.”

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Oremos. “O Dios, derrama sobre nosotros el Espíritu vivificante de tu Hijo. Que Él abra nuestras mentes para que veamos tu belleza y verdad con una luz siempre nueva. Que abra también nuestros corazones para que podamos recibir de Él cada día una nueva provisión de valor. Que Él derrame en todos nosotros un amor respetuoso y tolerante. Nos atrevemos a pedirte todo esto en el nombre de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.”

Para leer más: https://www.aciprensa.com/homilias/homilia.php?id=656

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