24 de febrero: La Cuaresma y La Confianza

En este tiempo de Cuaresma resuena incesantemente la invitación a la conversión. ¿Cómo la recibimos? ¿Encuentra en nosotros un corazón abierto y dispuesto a dejarse interpelar por la Palabra de Dios? ¿Sentimos la urgencia de “verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo?” O ¿somos de esa generación que necesita signos extraordinarios para creer en el Señor?

La Cuaresma es un llamado a la confianza. Para los hombres y mujeres de fe, tomar conciencia de nuestra fragilidad no nos desasosiega. Por el contrario, nos anima a confiar más en Dios. En la Biblia encontramos infinidad de pasajes donde se nos repite: “No tengan miedo…” La respuesta creyente está maravillosamente expresada en numerosos salmos que invitan a la confianza en Dios: “El Señor es mi pastor, nada me falta… aunque cruce por cañadas obscuras ningún mal temeré” (Salmo 22). “Yo pongo mi esperanza en Ti, Señor, y confío en tu palabra” (Salmo 129).

Oremos. “O Dios, rico en perdón y misericordia, te pedimos una buena dosis de confianza, humildad, y honestidad para reconocer ante ti y ante los hermanos que somos hombres y mujeres débiles y falibles, que con frecuencia tratamos de cerrar los ojos a nuestras faltas y pecados. Fortalecidos con la gracia, lograda para nosotros con sacrificio por tu Hijo en la Cruz, te imploramos nos concedas valor para buscar tu perdón y para convertirnos y volver a ti, sinceramente y de todo corazón, y para servirte con generosidad a ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.”

footer-logo
Translate »