22 de febrero: La Cuaresma y La Fiesta de la Cátedra del Apóstol San Pedro

La Cuaresma es siempre, para todos los miembros de la Iglesia, un tiempo de conversión. Esta cuaresma tan especial, con el “corona virus” afectando a tantas personas en el mundo entero y a nosotros mismos, la queremos vivir desde nuestra fe y nuestro corazón creyente.
Nuestro “equipo pastoral,” en sintonía con lo que ha hecho el Papa y acompañando las decisiones del gobierno, hemos tomado medidas muy dolorosas para la comunidad parroquial. Suspender las Misas (y los demás sacramentos) con asistencia de fieles ha causado un profundo dolor. Nos consuela saber que nuestro párroco y los ministros esenciales han celebrado las Misas, más o menos en “forma privada,” con la transmisión en vivo por nuestro canal. Hemos tenido el deseo por todo el año que nos podamos unir de corazón al sacrificio de Cristo, haciendo la Comunión Espiritual, es decir, manifestándole al Señor, realmente presente en la Eucaristía, el deseo de recibirlo sacramentalmente: la Comunión espiritual es una gran fuente de gracias. Nuestro “equipo” ha comenzado discusiones y estamos creando planes para el posible acceso “limitado” a la iglesia y la Misa, a partir del próximo mes y la Semana Santa. ¡Alentamos su paciencia continua!
En estas circunstancias, vamos a continuar en compartir con ustedes algunas reflexiones diarias: La Cuaresma es un llamado a la humildad. Un virus, un organismo microscópico, aparece de pronto y hace tambalear a la humanidad; hace colapsar sistemas de salud de países desarrollados; pone en jaque la economía; hace temblar a las bolsas, y nos coloca a todos ante la fragilidad que padecemos frente a la enfermedad y ante la posibilidad de la muerte. ¿Verdad que pocas veces, como ahora, tenemos tan presente esta realidad, la más humana y, paradójicamente, en la que muchas veces preferimos no pensar? No deja de ser todo esto un fuerte llamado a la humildad de nuestra condición humana limitada.

***
La Iglesia celebra hoy la Fiesta de la Cátedra del Apóstol San Pedro. La Fiesta celebra no tanto el hecho de que San Pedro fuera obispo de Roma, como en qué consiste su función. En respuesta a la profesión de fe de San Pedro (Mateo 16,13-19), Jesús le llama él, “Roca,” sobre la que la Iglesia habrá de edificarse. Como San Pedro mismo sabía muy bien, el pastor es el modelo de su grey, dedicado al servicio del pueblo de Dios.
Oremos. “O Dios todopoderoso, tú nos has dado el testimonio de los Apóstoles como la roca firme en la que podemos confiar. Donde está San Pedro, allí está la Iglesia. Haz, Señor, que empleemos nuestra libertad con responsabilidad y no permitas que perdamos nuestra compostura. Danos la seguridad de que tú estás siempre con nosotros y guárdanos optimistas con respecto al porvenir, ya que es tu futuro y tú eres nuestra roca, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.”

footer-logo
Translate »