21 de enero: Fiesta de Santa Inés

Pocos santos han sido tan populares en Roma como la niña de doce o trece años, Santa Inés. En un tiempo de masivas defecciones de la fe, en el año 305 aguantó la tortura del martirio con sano idealismo y con paciente fidelidad. En ella vemos que también los jóvenes son capaces de adoptar difíciles decisiones. Su nombre se deriva o del griego agnos (pura) o del latín agnus (cordero).

Todos los Santos nos demuestran que es posible vivir con Jesús, con su estilo, cerca de Él, para poder aprender de sus palabras y tratar de imitarle en la oración y en la entrega a los demás. El Maestro sigue mirándonos a cada uno de nosotros, con su mirada amorosa que invita a seguirle. Lo hace, sabiendo que ninguno es perfecto. Eso significa que no hay excusas. Los Santos pudieron, con mucho esfuerzo, con muchas lágrimas, superar todas sus debilidades, hasta llegar al fin del mundo. También nosotros podemos, si queremos, convertirnos en seguidores cercanos de Jesús. Su llamada está siempre ahí.

Oremos. “Oh Dios, la juventud y la inocencia no son obstáculo para comprender el mensaje de tu Hijo y para seguirle con valor. Que la callada fuerza de Santa Inés nos inspire a no avergonzarnos de tu Hijo y de su mensaje de vida y libertad, aunque tengamos que afrontar contradicciones. Ya que llevamos, como creyentes,  el nombre de tu Hijo, ayúdanos a ser siempre fieles a Él, porque Él es nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos. Amén.”

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