21-22 de mayo: Preparándonos par a Celebrar la Misa Dominical

Los católicos tenemos bastante clara la presencia de Cristo en la Eucaristía, y nos provoca sincera devoción y para muchos es el centro de su vida espiritual. Sin embargo, debiéramos profundizar y dar mayor relevancia a las otras presencias indicadas.  En particular, lo que nos dice Jesús en la Misa del sexto domingo de Pascua (Juan 14, 23-29): “El que me ama guardará mi palabra.” El Concilio Vaticano II, citando a San Jerónimo, nos recuerda: “La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo” y añade: “Recuerden que a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras.”

No podemos escuchar o leer la Escritura como un libro más. No. Es Palabra de Dios, en la que Él comienza un diálogo con nosotros en lo más profundo del corazón. Como escribía San Agustín después de una larga vida de búsqueda: “He llamado a la puerta de la Palabra para encontrar finalmente lo que el Señor me quiere decir.”

Demos a la Palabra de Jesús el lugar que se merece: leámosla en nuestra oración personal, preparemos la Misa leyendo antes las lecturas, y estudiémosla rigorosamente.

Oremos. “Padre amoroso, consérvanos fieles a la palabra de tu Hijo. Danos el Espíritu Santo para que nos recuerde todo lo que Jesús nos dijo y todo lo que hizo por nosotros. Que este Espíritu nos proteja de todo miedo y nos dé el valor para edificar la Iglesia en paz y con un amor paciente. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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