2 de octubre: El Día del Señor

Las lecturas que la Iglesia nos ofrece hoy en la Misa nos recuerdan que la Fe nunca es un asunto privado, aunque sea personal. La Comunidad católica, de la que nosotros formamos parte, debe ofrecer y facilitar los medios necesarios para cuidar, madurar, compartir, y transmitir la Fe. Por nuestra parte, necesitamos construir una comunidad “diferente,” donde nos formemos juntos en la Fe; donde la catequesis no sea cosa de niños y adolescentes, sino de todos; donde compartamos la vida y los compromisos, las dudas y las necesidades de cada hermano y hermana; donde aprendamos a “orar” y a encontrar a Dios en nuestra vida diaria; donde purifiquemos nuestras ideas equivocadas de Dios; donde podamos corregirnos fraternalmente cuando estemos metiendo la pata – y todo esto con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

La Eucaristía dominical es siempre una ocasión formidable para fortalecer nuestra fe en la presencia del Señor. Quizás sea bueno que a veces nuestra fe se ponga a prueba a través de dificultades y cuestiones, para que no nos sintamos autosuficientes y satisfechos de nosotros mismos. Qué tales ocasiones sean para nosotros oportunidades para poner nuestra sola confianza en el amor y providencia de Dios y su Espíritu.

Oremos. “Oh Dios, danos la certeza de que tu Hijo y tu Espíritu están con nosotros en los afanes y en el calor del día, y de que, si tu Amor camina a nuestro lado, todo se vuelve posible. Guarda vivas en nosotros la fe y la esperanza y ayúdanos a dar testimonio de ellas en tu Santo Nombre. Amén.”

footer-logo
Translate »