19 de abril: “Ustedes Son Testigos de Esto.”

En el corazón de la encíclica del Papa Francisco “Fratelli Tutti,” se encuentra la simple y hermosa perspectiva del Evangelio: la de que Dios, nuestro Padre, ha creado a cada ser humano con santidad y dignidad, con iguales derechos y deberes, y que nuestro Creador nos llama a formar una única familia humana, en la que vivamos como hermanos y hermanas. El Evangelio del domingo pasado (Lucas 24,35-48) nos invitó a responder a esta perspectiva, diciendo: “Ustedes son testigos de esto.”

Para hacer un testimonio, debemos recordar la importancia de nuestra identidad católica a dentro de nuestro trabajo a favor del bien común de la sociedad. El Papa escribe: “Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo.” Esto es algo muy importante. ¡Somos seguidores de Jesucristo! No somos liberales o conservadores. La Iglesia no es un partido político y nosotros no somos activistas. Somos católicos. Antes que ninguna otra cosa, ésta es nuestra identidad, esto es lo que somos.

Eso significa que nuestra visión y nuestro enfoque de la justicia deben ser diferentes. Como católicos, partimos de supuestos muy definidos acerca del propósito de la sociedad, del significado de la vida y de la felicidad de la persona humana. Si creemos que Dios es nuestro Padre, entonces debemos creer y actuar como si todos los hombres y las mujeres fueran nuestros hermanos y hermanas. Si creemos que Jesús murió por amor a todos, entonces sabemos que “nadie queda fuera de su amor universal,” como escribe el Papa. Además, “Ustedes son testigos de esto.”

Cuando tratamos a las demás personas con ternura, hacemos llegar el Reino de Dios. Cuando abrimos nuestros corazones a otros para que ellos encuentren seguridad, justicia, y respeto en nosotros, hacemos posible vivir en armonía. Cuando apreciamos la vida, comenzamos a hacer de la paz una realidad.

Oremos. “Señor Jesús te damos gracias, porque nos has creado a tu imagen y semejanza, a todos nos has dado la misma dignidad como personas. Te damos gracias porque nos has creado con amor, y nos has dado cuanto necesitamos en nuestra vida. Te pedimos por todas las personas que han perdido la dignidad, para que el Padre, en su infinito amor, les devuelva la alegría y la esperanza. Señor, te pedimos nos des tu gracia, para que respetemos los derechos de todos, sin hacer excepciones. En tu Santo Nombre. Amén.”

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