19 de abril: El Verdadero Testimonio

Dar testimonio no es exactamente ir por la calle con una banderola que diga “soy católico” o con una cinta en la frente que diga “Yo amo a Jesús.” Todo eso puede estar bien en un determinado momento. Pero la verdad es que Jesús no se colocó ninguna ropa distintiva. No tenemos ninguna información de nada parecido. Lo mismo de los Apóstoles. Y lo mismo durante muchos siglos de historia de la Iglesia.

Por eso, el verdadero testimonio no está en la ropa. Ni siquiera está en la forma de hablar. Compartir la Buena Nueva, dar testimonio de Jesús, se hace mucho más con la forma de comportarse, con el estilo de vida que con la palabra. A veces será necesaria la palabra pero siempre habrá que comportarse “Evangélicamente.” Ahí está la clave.

Según los Hechos de los Apóstoles, los primeros creyentes se sentían testigos ante el pueblo de todo lo que habían visto y oído y procuraban transmitirlo por todos los medios posibles. ¡No había forma de callarlos! Lo intentaron los jefes del pueblo pero no lo consiguieron. Porque el Espíritu de Jesús hervía en su interior y les era imposible no obedecerlo. Gracias a ese testimonio, hoy hemos recibido nosotros el tesoro del Evangelio. Y hoy somos nosotros los testigos.

Gracias a la mediación de los Apóstoles, de los demás miembros de la Iglesia primitiva, y de tantos otros a lo largo de la historia de la Iglesia hemos creído en el testimonio de Jesús que nos habla y comunica el amor del Padre. Hoy somos nosotros los que tenemos que dar testimonio de ese amor.

footer-logo
Translate »