18 de enero: Dia de Oración y Servicio

El reverendo Martin Luther King, Jr. soñaba con lo que él llamaba “la comunidad amada.” Hoy se conmemora en este país la memoria de Dr. King. “La comunidad amada” que estamos llamados a buscar, es una sociedad en la que ya no vemos a ‘otros’ sino más bien a hermanos y hermanas. En “la comunidad amada,” no hay nadie que esté más allá de la redención o que sea indigno de nuestra compasión.

La vida y el ejemplo de Dr. King nos recuerdan que los ideales e instituciones de nuestro país tienen sus raíces en “la verdad cristiana de que todos los hombres y mujeres son creados a imagen de Dios, con igual dignidad y derechos.” Nos damos cuenta, con dolor, de que nuestra nación está todavía muy lejos de esta “comunidad amada” con la que él soñaba y por la cual entregó su vida. Lamentablemente, demasiadas injusticias y problemas de nuestra sociedad siguen derivándose de asuntos raciales. Demasiados corazones y mentes están todavía empañados por actitudes raciales y presuposiciones de derecho a privilegios basados en la etnia o al color de la piel de las personas.

Si profesamos a Cristo y creemos en su Evangelio, no hay absolutamente ningún espacio para los prejuicios o sentimientos de superioridad basados en la raza o en el origen étnico. Ni en ningún otro criterio “artificial.”

Según el Papa Francisco: “La fe nos enseña a ver que cada hombre y mujer representa una bendición para nosotros, que la luz del rostro de Dios brilla sobre nosotros a través de los rostros de nuestros hermanos y hermanas.” Estamos llamados a hacer algo positivo, todos los días, para eliminar la pobreza, eliminar la inequidad racial y de clases, asegurar los derechos electorales, y proveer oportunidades justas para todos.

Oremos. “Dios bondadoso y misericordioso, que nos creaste por amor, gracias por el don de la Vida y la comunidad. Gracias por el don de la capacidad para reconocer la injusticia y por el deseo de trabajar, en especial, por la justicia racial para que todas las personas puedan disfrutar de igual modo del don de la Vida. Toma, Señor, y recibe toda nuestra libertad, nuestra memoria, nuestro entendimiento, y toda nuestra voluntad. Muéstranos las partes de nuestros corazones, mentes, y almas que deseas que transforme o fortalezca para amar mejor a Tu pueblo. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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