17 de febrero: Miércoles de Ceniza

Hoy comenzamos nuestros cuarenta días de Cuaresma, cuarenta días de preparación para Pascua. ¿Para qué estos cuarenta días de penitencia y conversión? Para volver a nuestras raíces: a Dios, a lo mejor de nosotros mismos, y, en consecuencia, también a nuestro prójimo.

De muchas maneras hemos intentado ser nuestros propios dioses, decidir por nosotros mismos lo bueno y lo malo, pero hemos acabado haciendo de nosotros mismos el centro del mundo, a expensas de nosotros mismos, de Dios, y de nuestro prójimo. Ahora es “el tiempo propicio” para volver a Dios y volvernos hacia los hermanos que nos rodean. Hoy expresaremos nuestro destrozo interior y nuestro deseo sincero de cambiar.

Sólo Dios puede hacernos íntegros de nuevo desde nuestra situación de destrozo interior.

Sólo Dios puede darnos la sabiduria interior para descubrir con cuánta frecuencia estamos alienados de Él, de los otros, e incluso de nosotros mismos.

Sólo Dios puede darnos la fuerza para cambiar nuestro modo de ser y de vivir y llegar a ser totalmente nuevos.

Oremos. O Dios, muchas veces tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos y de renunciar a nuestro apego a nuestras actitudes egoístas. Que nuestra peregrinación Cuaresmal nos ayude a resurgir de las cenizas del pecado y renueve nuestro fervor y amor, para que le sigamos a tu Hijo por el camino estrecho de la vida, caminando hacia ti y hacia los hermanos. Te lo pedimos en este tiempo de gracia por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

footer-logo
Translate »