17-18 de octubre: Preparándonos Para Celebrar la Misa Dominical

El Evangelio de San Mateo, hoy, nos sitúa en el corazón de las polémicas que Jesús mantiene con los dirigentes en Jerusalén y que los Evangelistas sitúan al final de su vida, precediendo a la pasión. Esta vez querían comprometerlo a fondo con las autoridades romanas, que vigilaban ferozmente cualquier movimiento social o político para castigar cualquier rebeldía. Oponerse al César, incluso en nombre de Dios, era ir contra la “paz romana,” uno de los mitos de la época. Los espías pretenden halagarlo, pero en el punto de mira está el prefecto romano Poncio Pilato, que era un gobernante de una crueldad sin miramientos, vengativa y arbitraria. Los judíos lo odiaban porque había introducido en Jerusalén bustos e insignias del César, además de haber usado el dinero sagrado del templo para construir un acueducto que llevara el agua a Jerusalén.

En capitulo 22 de su Evangelio, San Mateo nos dice que Jesús responde con una afirmación liberadora que solamente pueden captar los que no están cegados por el poder, el dinero, el odio y la injusticia. Quizás la mejor ilustración a todo ello la tengamos en San Ireneo, en esa expresión, que es paradigma de muchas radicalidades humanas y divinas: “La gloria de Dios es el hombre viviente; la vida del hombre es la visión de Dios.” Todo esto quiere decir que el Evangelio de Jesucristo implica, en una simultaneidad inconfundible, que de la misma manera que nos descubre al Dios viviente, nos descubre a la vez, y no por otro camino, al hombre viviente. Podemos usar los bienes de este mundo con eficacia, pero lo que no podemos hacer es vender nuestra vida al mejor postor. Al “césar” de turno podemos darle el dinero, o los impuestos, pero nuestra libertad nadie nos la podrá arrebatar.

Oremos para que el Señor dirija a este nuestro mundo. Señor, Dios todopoderoso, Tú diriges el mundo y a toda la humanidad a su destino en ti. Da a los líderes del mundo y de nuestro país una visión de futuro que sea a la vez imaginativa, realista, y respetuosa de la dignidad y de los derechos humanos. Ayúdanos a dar testimonio en la vida de cada día de los valores del Evangelio y a involucrarnos con valentía en el trabajo de libertad, integridad y justicia. Que ojalá así construyamos una comunidad que pre-anuncie eficazmente nuestra patria del cielo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

footer-logo
Translate »