16-17 de octubre: Preparándonos Para Celebrar la Misa Dominical

En el Evangelio de San Marcos (capítulos 9-14), Jesús va de camino a Jerusalén con paso firme y decidido. Sus discípulos le siguen temerosos y apesadumbrados porque ya en dos ocasiones el Maestro les ha subrayado cuál será la meta del viaje, lo que le espera en la Ciudad Santa: será insultado, condenado a muerte, azotado, y matado (10, 32-34). Resulta incomprensible que, después de escucharlo tan claramente,  los discípulos sigan esperando que Jesús vaya a Jerusalén para comenzar el “tiempo mesiánico,” entendido como un reino de este mundo.

Santiago y Juan, los dos hijos de Zebedeo, se presentan a Jesús y, delante de todos, sin ninguna discreción ni disimulo, y le dicen: “¡Queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir!” Parece que se sintieran con algún derecho, y por encima del resto del grupo para plantear semejante petición. No dicen “por favor,” sino que exigen, como reclamando un derecho. Cuando surgen entre sus discípulos pretensiones de honores, privilegios, y deseos de los primeros puestos, Jesús nunca se muestra condescendiente. Jesús es el Buen Pastor, fuente de paciencia, y “el Maestro de maestros.” Él mismo sigue instruyendo a sus seguidores.

Como durante de los tiempos Bíblicos, hoy, en medio de una sociedad que busca influencias y agradece favores, Jesús nos indica otro camino completamente diferente: “El que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.” Por tanto, frente al poder, el Evangelio pone la entrega y la disposición a servir a los demás: el poder que salva (y el único válido) es el amor y el servicio. Así de simple y sencillo para quien quiera entender y aceptar la propuesta del Maestro.

Oremos. “Ven, Espíritu Santo, tú que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro. Ven en medio de nosotros, para que en la experiencia de estos días no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones estériles. Ven, Espíritu Santo de amor, dispón nuestros corazones a la escucha y al servicio, para imitar fielmente nuestro Maestro Jesus. Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo fiel de Dios. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amén.” (Papa Francisco )

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Todos están invitados a reunirnos después de Misa el domingo: vamos a celebrar a Jesús, su Amor, y nuestro Pueblo. Habrá comida, música, rifas, y mucho más. Y también la creación de un mosaico con las piedras (las rocas) que ustedes han pintado. Las festividades van a empezar a la 1pm, cerca al Jardín Mariano … “vengan a ver.”

 

 

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