11 de julio: Fiesta de San Benito

San Benito nació en el 480. Era un tiempo de crisis – muy semejante al nuestro … cambio radical de la faz de todo el mundo de la época. De adolescente se fue a Roma para seguir con sus estudios literarios, pero se llevó un disgusto por lo que allí encontró. A pocos años de la caída del Imperio Romano, la ciudad estaba a la merced del vicio y de la disolución de las costumbres. Así, el joven decidió abandonar la antigua capital del imperio para retirarse en el monte Subiaco, a mitad de camino entre Roma y Nápoles. En Subiaco vivió tres años en casi completo aislamiento, interrumpido solo por las visitas de Romano, el ermitaño de la zona que ayudó y formó al futuro santo. Muy pronto su estilo de vida esmerado encontró el favor de muchos frailes de la zona, que empezaron a acudir a su gruta. Sin embargo, el interés suscitado también provocó la hostilidad y la envidia de algunos frailes rivales. Para evitar que toda esta maldad repercutiese en su vida espiritual y en la de sus seguidores, San Benito se trasladó a Montecassino, donde fundó posiblemente la abadía más famosa del mundo y que sigue siendo la sede de los frailes benedictinos.

San Benito nos enseña que Dios nunca nos deja, por muchas veces que nos caigamos por el camino. Su manera de vivir y predicar generó una nueva corriente de pensamiento en la Iglesia de Occidente que, de facto, fundó el monaquismo occidental. La Regla de San Benito refleja la verdadera esencia de su modus vivendi, de su carácter, y de su ideal de vida cristiana. Aunque su propia vida religiosa comenzó en aislamiento, Benito de Nursia concibió la vida monástica dentro de un contexto comunitario, al servicio del bien común. Su Regla es un conjunto de directrices que organizan la vida de un monasterio a dos niveles: mundano y espiritual. El abad, elegido y aconsejado por sus monjes, se convierte en el líder de la comunidad, y por lo tanto es el que va a responder de sus propias acciones y de las de toda comunidad ante Dios. Benito de Nursia fue canonizado en 1220 por el Papa Honorio III.

Oración

Oh Dios, sabio y amoroso: San Benito enseñó sabiamente a sus monjes que deberían combinar equilibradamente estos dos elementos: trabajo y oración. No permitas que olvidemos o menospreciemos ninguno de los dos. Que nuestra oración inspire lo que hacemos para cumplir con conciencia nuestra tarea en la vida y para usar nuestros talentos, regalos de Dios, para tu servicio y el de nuestros hermanos y hermanas. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

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